martes, 28 de julio de 2009

Secretos

¿Tienen alguno?

Casi seguro que lo han contado a alguien, pues rara vez nos guardamos lo que supuestamente no queremos que nadie más se entere. Y, ciertamente, ni siquiera es tan necesario a veces contarlos. Es un mero acto de desahogo, pues un secreto precisamente por su naturaleza indescifrable ("¿Quieres saber un secreto?" es una pregunta que encierra una contradicción) deja signos y pistas visibles en todos lados.

La Verdad, siempre tan aburrida, excesiva y fácil, es lo primero que olvidamos. A nadie le interesa lo que es evidente y que a veces, a fuerza de repetición, se convierte en una falacia de la que nos deshacemos con la alegría del que decide que lo mejor es ir por la vida observando, oliendo, gustando y tocando las cosas inasibles, aquéllas que son como canto de sirenas, o como encontrarse una bolsa tirada y abrirla.

Realmente quieren saber lo que hay allá lejos, o ahí adentro ¿no es así?

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