martes, 29 de septiembre de 2009

Bart Simpson

Me encantaban los Simpson noventeros, cuando Bart llevaba la voz cantante en la serie. Constantemente desafiaba al stablishment en cualquiera de sus formas (papás, iglesia, escuela, estado, etc), hacía bromas irónicas e inteligentes y tenía muy buenas frases. Los Simpson en los noventa representaban, a través de Bart, un último signo de inconformismo hacia la manera en que el mundo se mueve.

Me entristecen los Simpson nuevos, donde la voz cantante la lleva Homero. Él no desafía ni cuestiona nada, simplemente no le importa o es muy idiota para entenderlo. Su frase más célebre es "D'OH!". El show entero se ha contagiado de su estupidez.

Y lo más triste es que, de cualquier forma, es una representación ideal del estado de idiotez generalizada en que vivimos. Por eso ya ni siquiera Bart hace algo por protestar contra ella.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Big Rip

Éste era un muchacho (supongan, once años), cuya madre estaba preocupada por el 2012.

- Es que primero lo dijeron los Mayas, y también Nostradamus, y...

El niño, que no era tonto y sí curioso por naturaleza y buen razonador, se preguntaba de qué iba toda aquella perorata sobre el año 2012.

Así que como cualquier escuincle moderno (estamos hablando, supongan, del 2011) se metió a Internet y encontró de todo, como lo que decía su mamá: desde la Biblia hasta las galletas de la suerte.

Todo indicaba como "hora en que se acaba la fiesta" el 2012.

Pero como dije, éste era un chamaco curioso. Las palabras "fin del Mundo" no le aterraban. Se le hacía ridícula la idea de que el mundo se acabara de un plumazo en el 2012. Nadie sabe la fecha en que se va a morir. ¿Cómo vamos a saber la del planeta?

Se puso a buscar si alguien sabía la fecha de caducidad de la Tierra. Encontró que sí la hay, pero dentro de mucho tiempo, sin cifra exacta, cuando el sol se expanda en una gigante roja y devore los planetas interiores. Pero era posible incluso que ni siquiera la humanidad estuviera ahí para ser "exterminada" por esa gigantesca esfera de fuego.

Y de lo que pudiera pasar antes... cosas estrellándose en la Tierra, un supervolcán emergiendo en medio de América, todo eso parecía improbable y predecible. Hasta que encontró algo que si lo hizo pensar.

Lo contrario del Big Bang.

Lógico. Así como lógico es que pudiera pasar en cualquier instante. Y nadie estaría preparado. Como apagar la luz. Bang.

Si el mundo se podía acabar el instante (y no sólo el mundo, el universo), entonces era ridículo esperar una fecha determinada, razonó. Por tanto, cada quien debía hacer su vida normal.

- Madre, el mundo se puede acabr en cualquier momento - anunció a media cena.

Su madre lo miró con curiosidad y el tenedor con arroz y albóndigas a medio camino de la boca. El chamaco se irguió con aire solemne.

- Lo leí hace ratito. Ya no te preocupes por el 2012 porque segurito no pasa nada. Hay algo que se lla...

Oscuridad, y átomos haciendo la última mala broma de la existencia.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Christina Hendricks

Primero que nada:





Miren ese cabello. Esos ojos. Y los más obvio de todo, por supuesto, esas curvas. Sinuosidad exagerada sólo un poquito para que sea perfecta.

Y sobre todo (si alguna mujer ha llegado hasta acá) lean lo que dice, y dejen de querer verse como refugiadas somalíes.

Oh, y como añadido, ya debería alguna cadena de TV en español transmitir Mad Men, tan sólo para disfrutar a Christina en esos geniales trajecitos sesenteros.

Todos los hombres: You know you want it.

domingo, 20 de septiembre de 2009

El Síndrome Septembrino

Así que el año pasado fueron las explosiones en Morelia, y éste año ha sido un deschavetado disparando para todos lados en el Metro.

No debe verse esto como una mera coincidencia, aunque tampoco se debe pensar que los dos hechos estén relacionados. Fuera de la cercanía de fechas, ¿qué puede tener septiembre que pasan cosas que sacuden de tal forma el ya muy maltrecho sentido de seguridad que se supone tenemos?

Y hablando de sentidos maltrechos, es totalmente simbólico (y significativo) el hecho de que ambas cosas hayan pasado en las fechas en que supuestamente nos invade más el sentimiento patrio. En ambos casos, no sólo debe quedarse el "shock" inicial y después pasar los hechos al muy particular anecdotario mexicano de eventos friqueantes. Debe mover a reflexión los motivos en uno u otro suceso: ambos encarrilados a desestabilizar a un gobierno que no ha podido hacer nada por frenar la crisis económica, el desempleo, la corrupción, la inseguridad, etc.

Todo mundo parece muy dispuesto a ponerse la camiseta de México en estas fechas (hubieran visto cómo estaba el Zócalo apenas a las seis de la tarde el 15), pero cada vez parecen menos las personas que al ponérsela piensan en el muy particular momento que estamos viviendo (y menos las que se impresionan por él, chequen el video del Metro y verán gente TOTALMENTE indiferente al cadáver tirado en el suelo). ¿Debe ser motivo de celebración el bicentenario? ¿Incluso debería celebrarse la Revolución, responsable DIRECTA de muchas de las cosas que han atrasado el desarrollo económico, social, cultural e incluso mental del país durante un siglo entero? ¿Realmente vamos hacia una generación que cambie las cosas, o estamos ya tan acostumbrados genéticamente al "Sí, lo que sea" que en realidad sólo queremos un motivo para celebrar ALGO?

Y, BTW, gracias Papá Gobierno. Tu discreto fascismo ya no sólo ha engendrado una respuesta (por demás obvia) del crimen, ahora también andas dando nacimiento a locos delirantes. Buen trabajo en sólo tres años, Calderón.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Die Fälscher (Los Falsificadores)

Primero que nada, ésta es casi una peli de gángsters.

Sí, es también una cinta "del holocausto" y tiene algunas de las cosas que la gente ha llegado a asociar comúnmente cuando oyen hablar de que en una película aparecen nazis, judíos y campos de concentración. Pero más que nada, es la aventura maliciosa de un grupo de hombres que encuentra en la ilegalidad (tal como lo hacen fuera del campo, que como bien dice el protagonista, "es sólo otra prisión") la mejor forma de evocar la libertad y ese sentimiento de pertenecerse a sí mismo.

Y es que, hablando del protagonista, Salomon "Sally" Sorowitsz, éste se sale del molde del típico protagonista en papel de "judío-caído-en-desgracia" de esta clase de cintas. Desde Munich, de Steven Spielberg, ha habido como un ligero intento por mostrar a los judíos luchando y contraatacando a los nazis o a cualquier otro que se les oponga (me vienen a la mente también Defiance de Edward Zwick o la más reciente Inglorious Basterds de Tarantino), pero el personaje de Sorowitsz (basado en Salomon Smolianoff, un auténtico falsificador) es el que le da alma a esta historia. Es una especie de James Bond vuelt0 hampón, el personaje que todo mundo se imagina como delincuente elegante y versado, pero que pocas veces se logra representar sin caer en el ridículo o la repetición de fórmulas.

Tomen su presentación, algunos meses después de la guerra, viviendo a lo grande apostando a las cartas y recorriendo Monte Carlo. Desde el principio sabemos que éste es un fin, pero éso precisamente hace diferente a ésta cinta del holocausto (porque, a final de cuentas, es el tema subyacente): sabemos que hay un final feliz, y ése final feliz no involucra ancianos entrevistados rememorando los maltratos a los que fueron sometidos de niños. El interés despierta desde ahí.

El planteamiento de la cinta es sencillo: la historia a grandes rasgos de la operación de falsificación más grande jamás hecha (si, ni siquiera el esfuerzo que pusiste para falsificar esas notas en la escuela se compara), involurando a tres personajes de forma prioritaria: el ya mencionado Sorowitsz, su amigo (y suerte de rival ideológico) Adolf Burger, y los dos líderes del campo, uno de ellos el mismo policía que metió a Salomon años atrás a los campos por falsificación (Nota para los que no prestan atención a detalles: Sally lleva dos insignias: una de criminal y otra de judío, lo que lo califica como un a BADASS) y otro el nazi brutal clásico: alto, rubio, balbuceante y afecto a las tácticas propias de un hijo de puta. Las interacciones entre estos personajes (y otros más, principalmente Kolya, el talentoso grafógrafo ruso) es lo que da vida a una cinta que no se basa más que nada en el dolor del holocausto, sino en la energía de la desesperación, la fuerza del dolor, la batalla que surge entre la voluntad y la consciencia.

Oh, y VIVA por el soundtrack: nada como el Tango para representar la subversividad, lo que surge desde adentro.

Nada

Uno nunca, jamás, pierde nada.

La nada es lo que pierde a uno.

(Oyendo a el Velvet).

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA Woman

He visto tus ojos, felinos, glaucos. Y me dan ganas de mandar al diablo las reglas.

En esa carretera, en esas malditas luces, no hay nada, más que tú, tirada ahí. sola. Nadie más para levantarte. Pobrecita.

Deja de fingir. Deja de decir que eres mejor que todo mundo, y shites. Todos sabemos de qué estás hecha, sucia y hermosa como esa carretera que entra a Los Ángeles, flotando en un Mustang azul y blanco.

Deja de mirar esas condenadas luces, L.A. Woman, y vamos a perdernos en esa carretera, en la noche, en un camino desierto.