jueves, 26 de noviembre de 2009

Sugar Rush

Él la persigue como en un delirio. Su cabeza está ligera, anclada a su cuello como un pájaro al pedestal de su jaula. Ella es sólo un borrón, una mancha que se resiste a irse con el agua y el polvo.

Él siente sus miembros entrar en descontrol. O más bien, sentir algo más tomar mano de ellos y encaminarlos por senderos desconocidos. Ella no lo nota, pero si lo viera, se preguntaría cómo se siente el caos.

Ella se disuelve en colores, y Él devora hasta el último punto. Sólo para no olvidar el sabor del desconcierto.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Acero roto

La guerra nunca cambia, ni termina, dicen por ahí. Es nuestro estado perpetuo, parte de la búsqueda infinita de superioridad que alimenta el espíritu de nuestra raza. Somos soldados, todos y cada uno de nosotros.

¿O acaso olvidaste ya el color de la sangre, el olor de la piel desgarrándose, y el toque sutil del metal en tus huesos y tu corazón?

¿No eres acaso quién más ha pregonado que un asalto sólo lo llega a ser de verdad cuando tocas los muros húmedos de las fortalezas y ruinas que has dejado a tu paso?

¿No deseabas en parte una nueva lucha, después de que la Paz te demostró que no te acoge entre los pliegues de su falda?

Cannae. Gaugamela. Austerlitz. Stalingrado. Nada de esto es nuevo para ti. Me alegro que no llores, me alegro que levantes la mirada y sonrías sin hacerlo, a medias. No esperas nada más que la siguiente andanada de balas. Bien por ti. Me alegra que tomes tu arma y mandes al infierno la duda que hace que tus enemigos vivan. Me alegro que decidas derramarte, que escurras lo único que queda de ti en éste páramo de árboles negros y tierra quemada.

Ve y mata. Y vive. Porque sólo sabes que tu vida vale en tanto otras se extingan. Y nunca, jamás, vuelvas a hacerme forjarte de nuevo, porque entonces los dos nos mataremos en la única lucha que no vale la pena.

Soldados somos, y en el camino andamos, porque arrieros ya no hay en este lugar.

martes, 3 de noviembre de 2009

El Diablo

Hace rato me encontré con el Diablo en persona en la calle. Me saludó con mucha política, muy elegante en su fedora y abrigo, y me pidió un cigarrillo, pues el frío calaba hasta los huesos, dijo. Se sentó a mi lado en la banca donde esperábamos ambos la micro, prendió su cigarrillo con un encendedor dorado con un par de alas grabadas, aspiró con delicia el humo y miró con afecto la brasa encendida.

- Estas cosas matan, ¿sabes? - dijo.

No supe qué contestar. ¿Qué le dices al Diablo? "Oh pero usted seguro no tiene problemas de ESA clase, ¿verdad?". El Diablo seguía mirando la brasa, expulsó el humo, y con total y lenta deliberación dio otra calada al cigarrillo. Entonces se volteó a verme.

- El mío es un trabajo aburrido, ¿sabes?

Me lo imaginé sin necesidad de que me lo contara por completo. Como la micro nada más no pasaba, saqué yo también un cigarrillo y me dispuse a hacerle compañía a Lucifer. Él, sin embargo no notó el gesto; seguía mirando con cariño la brasa despidiendo volutas azules de humo que se desvanecían en la oscuridad y continúo hablando, más para un amigo largo tiempo perdido que para mí o para él mismo.

- ¿Has visto a esos tipos que van en la basura, sacando lo que pueden? Yo tengo que hacer eso. Cada tres décadas sale un Hitler o alguien por el estilo, y me la ponen más fácil. Pero la mayor parte sólo es desecho, ¿sabes? Nadie está interesado en el Infierno.

-Yo lo estoy - dije.

El Diablo miró su cigarrillo de nuevo, ahora con una mueca irónica.

- No. No lo estás. Los que dicen que lo están piensan que el Infierno debe ser interesante, o divertido. No es ninguna de las dos cosas. Es aburrido, genérico y totalmente anodino.

Me quedé callado. Belial sin duda disfrutaba esto. No me cupo la menor duda que tenía rato sin desahogarse con alguien. La micro que llevaba a a mi casa pasó, pero la dejé ir. No cualquier día el Demonio se sienta a platicar con uno, después de todo. Ambos dimos una calada al cigarrillo en un silencio nada incómodo, y el humo llenó el negro de la noche al salir expelido de nuestros pulmones.

- ¿Sabes que es lo estúpido de todo esto? Que lo hago porque se supone que me gusta. Porque es lo que decidí hacer, y no lo que me dijeron. Y aún así, una eternidad después, me siento insatisfecho. Nadie me cree, nadie dice "hasta aquí, güey" y nadie es capaz de disparar un tiro de inconformidad con lo que siempre ha sido. Me siento desilusionado de la humanidad y su tan cacareado "libre albedrío". El Jefe les dio eso, y por un rato se contentaron con hacer como que obedecían. Se rebelaron, y por un tiempo parecía que eran felices, hasta que se dieron cuenta que no lo eran, que sólo son borregos creyendo que siguen un plan mayor, deslices en el vasto caos de la existencia. Y yo que pensaba que habían aprendido algo...

Otra micro se detuvo. Tiré el cigarrillo sin terminar, me despedí torpemente de el Diablo y subí al transporte. No era que no quisiera seguir escuchándolo, pero a las ocho de la noche con un frío de mil demonios, oír al Diablo ponerse emo no entraba precisamente en mis prioridades. Sentí su mirada seguirme al subir a la micro, y cuando ésta se ponía en movimiento, alejándome del más fortuito encuentro de mi existencia, aún pude verlo sentado, el aire taciturno, fumando desesperadamente. Y me gritó, ya cuando doblábamos la esquina, "¡No olvides que de cualquier forma, te esperamos!"

Aún no sé si aceptar su invitación, pero seguro que las fiestas en el Infierno deben ser lo más alegre del mundo, considerando que deben alegrarle la vida a alguien que se pasa casi todo el tiempo quejándose de lo burocrático y decepcionante que resulta el tejemaneje de la existencia.

Perdido en la traducción

Es muy conocida la tan sobrada (in)capacidad de los encargados de renombrar las películas extranjeras que llegan al país con nombres que sean llamativos para nuestro muy inculto e ignorante público. Sólo así se puede explicar que a la nueva película en 3-D de Robert Zemeckis (el Robert Zemeckis post-Forrest Gump, no el que hizo la trilogía de Back to the Future y la estrambótica Who framed Roger Rabbit) le hayan puesto Los Fantasmas de Scrooge.

Aunque mucha gente ya tiene un conocimiento tangencial de la existencia de Ebenezer Scrooge debida probablemente a que de niños fueron expuestos a la versión animada de Disney de Un Cuento de Navidad, en la cual el sempiterno gruñón Donald encarna a Scrooge. Igualmente, es una de las historias más conocidas y publicadas en el mundo (dato ocioso: el libro jamás ha estado fuera de impresión desde su publicación), por lo cual uno se pregunta, ¿porqué cambiar un título tan conciso, precioso por uno que evidentemente grita "Lagenteesdemasiadoignoranteoidiotaparaconocerunanoveladedickensyvamosadarle untituloquenadaqueverconlanavidad"?

¿O qué tal los subtítulos que se le agregan a títulos intraducibles o con una traducción no tan "rimbonbante"? Gamer se convierte no en "El Jugador" sino en Gamer: Juego Mortal. O Kill Bill: La Venganza... como si le gente no hubiera sabido que el esperado -en ese entonces- regreso de Tarantino era una historia de reinvindicación anunciada a más no poder.

Sólo esperemos que cuando decidan algún día adaptar a la manera Hollywoodense Por quién doblan las campanas, por poner un ejemplo (a pesar de haber dos adaptaciones, no dudo que la falta de ideas de Hollywood los lleve con el tiempo a adaptar de nuevo esta historia), no le pongan "Jordan contra el Puente" o "Misión suicida en España". Porque son capaces.

Oh, y otro dato cultural, ya que mencionamos a Zemeckis. Como cualquier tipo que perdió la originalidad tras ganar el Oscar, su siguiente proyecto es destrozar otro clásico, esta vez moderno: The Yellow Submarine. Espérenla en diciembre 2012 como "Los Beatles toman ácido, AHORA EN 3-D".



"We all DEFINITELY not live in this Yellow Submarine!"