miércoles, 10 de marzo de 2010

Cuando tu boca corre antes que tus piernas...

La eliminación del Real Madrid en la UEFA Champions League es un buen pretexto para hablar de algo que he querido desde hace tiempo, y que no encontraba la forma de decirlo.

Kaká, mediocampista del Real y de la selección brasileña y considerado uno de los mejores jugadores del mundo, ganó todo lo que se puede ganar con su anterior equipo, el Milan. La Serie A y la súper copa italianas, la UEFA Champions League y la Súper Copa europea, además de ser nombrado jugador del año en 2007. El equipo rossonero prácticamente giraba en torno a él, era el ídolo de la gente e incluso declaró famosamente que quería "envejecer" en el Milan y soñaba con llegar a ser capitán algún día.

Pero entonces, apareció el Real Madrid y su costumbre de comprar jugadores caros y probados a cualquier costo. Costo aparte (70 millones de euros por el jugador), quién sabe cuáles habrán sido las mañas, arreglos y demás que habrá tenido que hacer el Real para quedarse seis años con Kaká. El tipo llegó a España con una expectación sólo superada por la de Cristiano Ronaldo, e inmediatamente comenzaron los reportes que daban por hecho una nueva era dorada en el Real.

Bien, aunque hoy van primeros en la liga (empatados en puntos con Barcelona, sólo adelante por diferencia de goles), Kaká al parecer no se ha adaptado al cien al equipo capitalino, o al menos no es tan genial como lo era en el Milan. Mientras éstos dicen que la venta de su última gran estrella fue por motivos económicos, uno debe preguntarse que orilla a un hombre a abandonar una nave en la cual afirmaba que quería estar por siempre. ¿Fue dinero? ¿La perspectiva de ganar más honores con un equipo diseñado a base de billetazos para lograr eso? ¿Simplemente deseo de moverse? Sólo él lo sabe, pero seguro que ahora muchos hinchas del Milan han de estar riéndose del mediocre desempeño que la estrella carioca ha tenido con los Merengues, el cual ha alcanzado su nadir con la eliminación, por sexto año consecutivo, de la Champions en octavos de final.

Yo no sé que pase por la cabeza de Kaká ahora, pero hasta ahorita, creo que es mejor no haber abierto la boca. El fútbol es ahora más negocio y espectáculo que deporte, pero me parece que no puedes traicionar tus palabras sin esperar consecuencias luego. No sé en qué consista, si sea el destino, simple equilibrio de fuerzas en el universo, la ley de la vida o qué sé yo, pero es el mismo caso de Omar Bravo con su necedad de ir a Europa. A veces el avance personal no depende meramente de lo económico, sino de aguantar donde uno está, de fajarse con quienes te han dado mucho y no traicionar. Porque lo primero que siempre provoca una reacción en sentido inverso es usualmente lo que decimos.

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