sábado, 26 de diciembre de 2009

La Venganza

Acabo de leer dos cartas abiertas que me han conmovido (y que todo mundo que pase por acá debería leer totalmente). Todos sentimos alguna vez el deseo de la revancha: alguien nos ha ofendido, pisoteado o simplemente se ha burlado de nosotros como si fuéramos mocosos, y sigue tan campante como si nada hubiera cambiado.

WRONG.

El viejo dicho "vive y deja vivir" tiene su razón de ser. Para todo hay límites. Una vez que ofendes, abusas, robas o en general transgredes a alguien, has roto una regla sagrada acerca de cómo moverse en el mundo. Has violado el espacio de otra persona. Y encima te enorgulleces de ello. Pero todo se paga, tal vez no aqui, tal vez en otro lado, pero, por Dios que el odio y la furia de aquellos que hemos sido injuriados te persigue, y si te alcanza, pobre de ti.

Nada como darle un golpe en la cara a aquel que cree que es más chingón que tú. Nada como sentir sus huesos y su carne estremecerse al sentir tu puño. Nada como sacar, aunque sea en un brevísimo instante, toda la ira que sentimos y el placer que derrochamos al equilibrar las cosas. La venganza es deliciosa.

Con eso en mente, y sólo porque es 25 de diciembre y se supone debe hacer uno las paces con todos aquellos que nos han ofendido, yo también haré una invitación abierta, porque también tengo cuentas pendientes (al igual que todos)...


Yo sé que somos de la misma sangre, pero estás a punto de hacer que eso deje de importarme. ¿Qué, sigues teniendo doce años? Nunca hemos sido cercanos, ni por error, pero quiero creer que simplemente por el lazo sanguíneo habría respeto.

Gracias (en serio) por demostrarme que no es así, y que eres basura, ignorante, ojete e incapaz de respetar el débil vínculo que nos une. No me gustan los pleitos en la familia, pero hace años que me las debes, y sólo sigues acumulando intereses en tu cuenta particular. Por respeto a la sangre, y porque no estás realmente a mi alcance, no he hecho nada, pero creéme, tus gracejadas casi han colmado mi paciencia, y nadie que tenga la cabeza llena de hartazgo es una persona inofensiva.

Así que te la pondré simple: deja de reirte a mis espaldas y provocarme, y en general meterte en mi vida. A mi me importa un bledo la tuya, y tus MUCHÍSIMAS fallas no las ventilo en reuniones de borrachos para causar risas. Sé que por tu nivel de educación eres incapaz de más, pero apelo a nuestro parentezco para que recapacites, antes de que algún día realmente me colmes el copete y proceda yo a reirme de ti haciendo tu vida miserable de alguna forma. Lo haré (siempre cumplo mis promesas, aunque sea a largo plazo) por la sangre que compartimos y que finalmente es lo que me da TODO el derecho a buscar pago por todas tus chingaderas.

Sabes que me refiero a ti, y sabes que cumpliré esto. Déjame en paz y nos llevaremos bien (para lo poco que nos llevamos). Sígueme jodiendo, y juro que te haré arrepentirte de esto. Si te gusta la humillación, hallaré una forma de humillarte de la que no podrás salir limpio NUNCA, y tú sabes que, siendo infinitamente más inteligente que tú, la encontraré eventualmente. Todo se paga en esta vida, y tú ya has vivido demasiado alegremente riéndote a expensas de lo que otros hacen con la suya. Ruega que no sea yo el que inicie la mordedura de trasero que el destino te tiene reservada por ser un hijo de puta (apuesto a que hay línea detrás de mi esperando para devolvértela, porque, contrario a lo que has de creer acerca de ti mismo, no todo mundo te ha de querer. Y de hecho, así es con cada persona en la Tierra. Todos tenemos alguien que nos la quiere romper), porque tú sabes que a los López (cosa que tú no eres, ni serás nunca, bastardete) nos vale madres todo una vez que nos llega el agua a los aparejos.

Así que tú sabrás.

- M.A. López.

No hay comentarios:

Publicar un comentario