Él siente sus miembros entrar en descontrol. O más bien, sentir algo más tomar mano de ellos y encaminarlos por senderos desconocidos. Ella no lo nota, pero si lo viera, se preguntaría cómo se siente el caos.
Ella se disuelve en colores, y Él devora hasta el último punto. Sólo para no olvidar el sabor del desconcierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario