jueves, 10 de septiembre de 2009

LA Woman

He visto tus ojos, felinos, glaucos. Y me dan ganas de mandar al diablo las reglas.

En esa carretera, en esas malditas luces, no hay nada, más que tú, tirada ahí. sola. Nadie más para levantarte. Pobrecita.

Deja de fingir. Deja de decir que eres mejor que todo mundo, y shites. Todos sabemos de qué estás hecha, sucia y hermosa como esa carretera que entra a Los Ángeles, flotando en un Mustang azul y blanco.

Deja de mirar esas condenadas luces, L.A. Woman, y vamos a perdernos en esa carretera, en la noche, en un camino desierto.

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