domingo, 28 de noviembre de 2010

Impresiones rápidas Xalapa - Orizaba

- Los hipsters han llegado a Xalapa. Tradicionalmente cuna de intelectuales, escritores, poetas, músicos, librepensadores y demás gente de la carda, ahora pasa a ser víctima de la aparición de estos personajes molestos y ridículos. Lo curioso es que los hipsters xalapeños hablan con acento norteño, al menos los que me tocó escuchar: unos con el golpeado sonoro regiomontano, otros con el cantadito rápido y musical sinaloense, y todavía unos más con el típico sonsonete bilateral de los californianos. Y, por supuesto, ninguno de ellos nació más arriba de Cazones.

- La Ciudad Lluvia es genial, hipsters o no. No hay ningún otro lugar donde amanezca un sol rojo asomándose entre nubes, a las diez de la mañana caiga un agüacero vertical y continuo, en millares de finas columnas de agua; un sol de mediodía ardiente, amarillento y sofocante, de DF en agosto; atardeceres fríos y húmedos, y finalmente, noches de niebla tan cerrada que la ciudad entera adquiere un aspecto irreal y fantasmagórico.

- Comida. Comida everywhere, everytime. Si la gente va a Xalapa a algo, es a tragar a tragar a tragar, que el mundo se va a acabar. Carnes, mariscos, comida japonesa y española, griega y maya. Y los alrededores no desentonan, con las truchas de cinco palos, el café y MÁS truchas en Coatepec y los excelentes quesos y lácteos que jalonan los primeros kilómetros de la Veracruz - México. El paraíso burgués de Xalapa al fin encontró algo en que aliviar su urgencia de frivolidad.

-Still, fuck cars. Si van a Xalapa, prepárense a caminar. No recomiendo a los fuereños que manejen ahi porque es un desmadre, y los taxis los van a masacrar. La ciudad es tan chida que merece recorrerse a pie.

Aparte, el país está lleno de gordos. Walk more, people.

- Orizaba es otra cuestión. La gente es amable y platicadora, al viejo estilo veracruzano. Todo el lugar da la impresión de estar atrapado perennemente en el México clásico, el del milagro económico que nos puso a medio camino entre el futuro brillante y el pasado nostálgico. Sin ser especialmente hermosa, la ciudad es cautivadora, mucho más que otras que presumen arquitectura y/o cultura y/o "progreso", y su gente son puros culeros (I'm looking at you, San Luis).

- Por otro lado, para mi Orizaba siempre ha sido la ciudad que más miedo da de todo México. Y hablo del miedo clásico, ya saben a fantasmas y espíritus y aparecidos y el diablo y etc. Será que me han contado tantas cosas, y que el viejo río que parte en dos a la ciudad realmente parece mantenerse casi como un espíritu que reclama atención, y que sus iglesias viejas y oscuras invitan más al temor y a la desazón que a la oración o al amor cristiano. O sólo es el panteón, silencioso y lleno de rincones oscuros y olvidados, tumbas extrañas y ruinosas o terroríficamente luminosas, y leyendas que van más allá del tiempo en que ahí había panteón. Simplemente genial para un gustoso de los fantasmas como yo.

- Y vivan las orizabeñas. There, I said it.

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